Mis queridos amigos:
La verdad es que me daba un poquito de pereza retomar el blog después de mi viaje a España. Son muchas las anecdotas y sensaciones que quisiera compartir con vosotros, pero me temo que es imopsible reflejar todo lo vivido en el papel.
Aterrice en la T4 del aeropuerto de Barajas, Madrid, con la sensación de haberme metido en una de esas naves que tanto nos gustaban de críos, y que nos transportaban en viajes fantásticos hacia el futuro. Limpieza, agua, luz ...Y también el añorado café con leche con un croissant que me supo a gloria. Al llegar a nuestra casa en el Paseo de la Habana, tenía la sensación de estar atracando en puerto. Quien no haya vivido durante unos meses en la humedad del trópico nunca podrá entender lo que una toalla absolutamente seca significa para tu cuerpo. Mis hermanos recoletos, como siempre, amables y acogedores.
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