viernes, 24 de octubre de 2008

Carta 6 de un voluntario desde Sierra Leona

Otro día movidito.
Dicen los argentinos que todos los días llega un tonto a Buenos Aires. Que lo bonito es encontrárselo primero. Parece que nosotros teníamos el privilegio de ser «el tonto» particular del tal Bassan. Le insinué la posibilidad de mejorar algo el cambio a leones de nuestros cheques, y me contestó que business is business (que no hay que confundir la amistad con los negocios, vamos). Además no nos podía hacer el favor de cambiarnos el sábado porque tenía cerrado el negocio.
¿Sabéis lo que os digo? Se acabó. En la calle me han llegado a ofrecer 3.150 leones por dólar. Este no vuelve a ver un cheque nuestro ni en pintura. A ver cuanto dura nuestra amistad.

He ido a la agencia de viajes y le he comprado al coreano un vuelo a Madrid por 1.020 dólares. Menos de lo que nos gana el libanés en cada cambiada. Vuela el día 23 de Febrero, y regresa del 9 de Marzo. Que nadie crea que va de vacaciones, es un vuelo de negocios para traer dólares en efectivo y cambiarlos a mucho mejor precio. También para darse una buena revisada médica, que buena falta le hace.

He tenido una pequeña discusión con el vendedor de carros de segunda. Seguimos con la «plus valía» a cuestas. Lo que en cualquier lugar del mundo vale 6.000 dólares, aquí lo querían cobrar a 13.000, después de hacerles el grandísimo favor de rebajárselo desde 16.000 dólares. ¿La razón?: estamos en Africa y aquí es distinto a USA, decían. Claro que un Toyota del 1995 bien lavado se ve incluso elegante, comparado con el parque móvil de la ciudad. Y lo curioso es que Lebo y Tamba ya habían picado. Me han llamado ilusionados porque habían encontrado un buen carro a un buen precio.
Reconozco que el haber trabajado pegadito a la calle Alameda de El Paso, Texas, es un grado. Es una calle llena de lotes de carros de segunda mano, y algunos de los vendedores son parroquianos de Little Flower, y tienen una estrecha relación conmigo. Y de ellos aprendí, al menos, a defenderme de los «avispadillos».

-¿Cuanto ofrece?
-Mira, el coche vale 6.000 dólares, pero como eres mi amigo (les encanta decirte y oír eso), te voy a dar 7.000.
Me miró perplejo sin creerse lo que oía.

Al despedirme le dije que el próximo año ese carro estaría aparcado en el mismo sitio y valdría menos. Y tengo toda la intención de pasar a saludarlo en unos meses y recordárselo.
Os escribo hoy también desde Jay‚s Guest House. Mañana, si Dios quiere, nos volveremos poquito a poco para Kamabai, dejando el land rover blanco en Moto Care. Les he dicho que queremos gastar lo mínimo posible. Lo único que nos interesa es que llegue funcionando hasta la casa del obispo para hacer la devolución oficial

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